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domingo, 14 de febrero de 2016

LOS SALARIOS

Para empezar a entender cómo se determinan los salarios, primero hay que tener en cuenta que cuando los compradores van a adquirir un bien, no incorporan en su valoración de ese bien las horas trabajadas e invertidas en la realización del producto ni tampoco los costos de ese proceso. Estos son problemas que tiene que sortear el empresario a la hora de salir a vender su producto. Los compradores simplemente valoran con qué grado de satisfacción el producto cubre las necesidades que llevaron al individuo a comprarlo. Con lo cual, si un empleador decide aumentar el salario de sus trabajadores por encima del ingreso que le genera la venta del producto, obviamente entrará en pérdidas, y entonces tendrá dos opciones: o bajar los salarios de sus empleados o cerrar su negocio. Podemos entonces concluir que el precio del trabajo, o el salario, tiene un límite superior (un techo) que está determinado por el ingreso proveniente de las ventas del producto que los trabajadores realizan.
  
Por otro lado, la gente suele argumentar que el empresario (empleador) puede aumentar los precios de su producto y de esta manera aumentar los sueldos de los empleados y que si no aumenta los sueldos es porque no quieren disminuir el margen de ganancia (esto se analizara en un párrafo posterior). La primer parte de esta idea es parcialmente correcta pero omite un efecto colateral, este es que por las leyes de oferta y demanda si aumenta el precio de venta caen las ventas. Con lo cual, suponiendo que el empleador decide aumentar el precio de su producto para tener mayor ingreso encontrara que las ventas de su producto bajan y el resultado final de ingreso por ventas  buscado no se concretara, porque lo que gana en aumento de precio lo perderá en la disminución de las ventas. Aun peor, puede quedar por debajo de los ingresos iniciales al aumento del precio. Por supuesto este ajuste no es automático ni exacto, el mercado ira ajustando las ventas con el tiempo hasta llegar a un nuevo punto de equilibrio, pero esto no nos concierne en este artículo.

La conclusión es que los precios de venta, así como la cantidad demanda, son determinados el mercado (no el productor) y los salarios (en su límite superior) están determinados en función de los ingresos por venta. Con lo cual podemos decir que los salarios (en su límite superior o techo) están determinados por el mercado. Es una falacia que los salarios los determina el empresario. Por otro lado también hay que aclarar que en un mercado competitivo, donde no haya intervencionismo por parte del estado, esto es que no existan protecciones al mercado o monopolios generados por el mismo, el empresario estará trabajando a una tasa de rentabilidad relativamente baja (sobre todo si el mercado es maduro) y le será muy difícil aumentar los sueldos sino suben los ingresos por ventas. Los únicos mercados que dan el empresario una ventaja en términos de rentabilidad son los monopolios (a causa del estado) y los mercados protegidos. En ambos casos se libera al empresario de la competencia y pasa, este, a tener mercados cautivos (en diferentes niveles, según el caso) en donde se obtienen tasas de rentabilidad mucho más altas que en la situación natural de competencia.  Aquí sí el empresario podría subir los sueldos en oposición a la rentabilidad, pero ya estamos hablando de mercados distorsionados donde ya no aplican las leyes naturales de la economía.

Veamos que ocurre con el límite inferior o el piso de los salarios. Este está determinado por la cantidad de mano de obra disponible en el mercado, nuevamente es una cuestión de oferta y demanda. A mayor nivel de desempleo o subempleo menor serán los salarios ya que el mercado cuenta con mucha mano de obra disponible para trabajar y esto empuja el precio del trabajo abajo. ¿Cómo funciona esto?, en principio diremos que es el desempleado con menor pretensión salarial el que marca el piso del salario.

Supongamos que hay una posición abierta para trabajar en la empresa XX, y hay 3 personas que están dispuestas a cubrirlo por AR$ 7.000, AR$ 6500 y ARS 8000 respectivamente, por supuesto ellos no se conocen y sus habilidades y experiencias son exactamente las mismas. La empresa elegirá ante ese escenario a la persona dispuesta a trabajar por AR$ 6500, luego los otros dos esperaran. Si ahora incluimos una cuarta persona (El desempleado marginal) dispuesta a trabajar por AR$ 5000, el elegido será finalmente este último.   Los otros esperaran por nuevas posiciones que satisfagan sus pretensiones salariales. Ocurrirá que si pasa el tiempo y no son contratados irán bajando sus sueldos pretendidos hasta llegar al punto en que son contratados. Pero el piso del salario estará  determinado por el sueldo del desempleado de menor pretensión. Así se determina el límite inferior del sueldo. Por su puesto esto es un ejemplo simplificado y existen en la realidad muchas complicaciones, pero este es el principio general de cómo funcionan el mercado laboral por el lado de la oferta.

Entonces ahora, entendemos cómo se determinan los salarios por el lado de la oferta de trabajo (personas que ofrecen su fuerza de trabajo) y de la demanda del mismo (empresario/empleadores). Pero vayamos más allá de la oferta y la demanda. O sea, como estimular ambas partes (oferta y demanda) para resulten en mejores condiciones salariales.

Para lograr una mejora en la demanda de trabajo hay que lograr mayores ingresos por ventas, por el simple hecho que la empresa tendera a expandirse y contratara más mano de obra, con lo cual habrá menos desempleo y el salario tendera a subir. Además hay otro efecto microeconómico, este es que la empresa tendera a aumentar los sueldos para que los actuales empleados no se vayan y seguir en su alto nivel de ingreso por ventas.  Pero ¿cómo logramos aumentar los ingresos por ventas? La respuesta a esta pregunta es invirtiendo en bienes de capital, esto hará que aumente la productividad marginal, caiga el precio de los productos y por ende aumente la demanda y así finalmente aumentan ventas y los ingresos por las mismas. Además, al invertir en bienes de capital habrá más maquinarias para operar y por ende se necesitaran más empleados para las mismas. En otras palabras el salario depende de la productividad marginal de los empleados y esta está en función de los bienes capital con los que se trabaja. O sea, cuanto más productos pueda un empleado hacer por hora mayor será su ingreso y esto se logra aumentando los bienes de capital porque son estos los que mejoran la productividad. No es casual que los países ricos se diferencien de los pobres por las inversiones en estos bienes y que justamente tengan mejores salarios.

Veamos que ocurre cuando se tiende a llevar los salarios por encima de los naturales o los del mercado. Muchas veces los gremios y/o gobiernos generan acuerdos con empresas para determinar el salario, por supuesto siempre es por encima del de mercado. El efecto que esto genera es un aumento de los costos de producción y acarrea dos efectos muy graves. El primero es que las empresas que estaban trabajando al límite sus costos ahora tendrán que cerrar y por ende aumentara la tasa de desempleo, el segundo es que aquellas empresas que puedan aguantar este aumento forzado de los costos de producción (el salario es un costo más de producción) se volverán menos eficientes y, tal vez sin incurrir en perdidas, decidirán no expandirse y por ende no contratar más personal (si es que no lo han reducido aun). En conclusión solo unos pocos se verán beneficiados por este aumento forzoso y lo harán siempre en detrimento de muchos otros que están desempleados  (y tenían una posibilidad de emplearse) o que estaban empleados y fueron despedidos, o que pasan a trabajar en negro porque las empresas no pueden costearlos.

Hasta aquí el artículo intento describir cómo funciona el mercado laboral de manera natural, o sea librado a la interacción libre de los hombres (oferta y demanda) sin intervención del estado. Ocurre que en nuestro país (y en muchos otros) los mercados están intervenidos en mayor o menor medida y por ende son de una complejidad inimaginable. En La Argentina, puntualmente, el gobierno concede a las empresas posiciones monopólicas u oligopólicas a cambio de que acepten impuestos excesivos u “otros” favores. Estas empresas al posicionarse de una manera dominante en los mercados pueden aumentar los precios (manteniendo el mercado cautivo) a su placer (por eso es que muchos servicios requieren de la autorización del estado para aumentar los precios) Esto genera la idea en el común de la gente que las empresas tienen la capacidad de aumentar los sueldos cuando quieran y que si no lo hacen es por avaricia de los empresarios. Pero como vemos esto ocurre solamente en mercado cautivos (protegido por el estado). Cuando esta idea se traslada a mercados pequeños, mas transparentes y competitivos, donde operan muchas empresas, empiezan los problemas. Porque aquí los empresarios no pueden trasladar el aumento de los costos, o sea la suba del salario por encima de los determinados por el mercado, si van más allá terminan quebrando. Es muy importante poder entender que no son los empresarios quienes tienen la culpa de los salarios (por los menos no es de aquellos que no manipulan al gobierno para tener una posición de privilegio) y así ver cómo funciona el mercado laboral y poder distinguir las causas reales de las subas y bajas de los sueldos y sus respectivas consecuencias.

Hay por supuesto muchas otras políticas públicas que afectan directa o indirectamente al mercado laboral y que deben ser tenidas en cuenta al momento de su análisis. Básicamente son todas aquellas medidas que estimulan el ahorro, el consumo, la inflación, la legislación laboral, gremios, salarios mínimos, etc.
 

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